Dado que la construcción requiere por
naturaleza unas ciertas garantías sobre el medio plazo, no es de extrañar que
el nuevo conjunto de proyecciones sea menos optimista que el del semestre
anterior. La nueva estimación para la producción europea de construcción para
2016 es del 2%, seis décimas menos que en la previsión publicada a mediados de
año.
Euroconstruct es un grupo independiente
de análisis formado por 19 institutos europeos, que cada año celebra dos
conferencias, con la finalidad de presentar sus informes sobre la situación
actual y futura de los mercados de la construcción, incluyendo la edificación
residencial y no residencial y la ingeniería civil, tanto en lo referente a la
obra de nueva planta como a la de rehabilitación. La última conferencia de
invierno se celebró en Barcelona, a instancias del Instituto de Tecnología de
la Construcción de cataluña (ITeC), el miembro español del grupo y encargado de
la elaboración del informe correspondiente a España.
Momento dulce para el sector construcción
europeo
El anterior informe Euroconstruct se
publicó días antes del referéndum en el Reino Unido, por lo que esta es la
primera oportunidad para evaluar las repercusiones sobre el sector construcción
europeo. El Brexit tal vez no haya desencadenado todavía ningún desastre
directo sobre la economía, pero sí que ha contribuido a rebajar las
expectativas a medio plazo, añadiendo aún más incertidumbre a la que causan
otros factores como la desaceleración de China, la propia desaceleración de
Alemania, los problemas que persisten en la banca europea o la probable subida
de tipos de interés. Dado que la construcción requiere por naturaleza unas
ciertas garantías sobre el medio plazo, no es de extrañar que el nuevo conjunto
de proyecciones sea menos optimista que el del semestre anterior.
La nueva estimación para la producción
europea de construcción para 2016 es del 2%, seis décimas menos que en la
previsión publicada a mediados de año. Pero el auténtico problema no es tan
solo el crecimiento que se esperaba y que no se ha materializado, sino que tras
esa media europea aparentemente robusta se esconden demasiadas excepciones:
seis países que experimentan caídas (Polonia, Hungría, Chequia, Eslovaquia,
Portugal y, por un pequeño margen, también el Reino Unido) más el segmento de
la ingeniería civil que sufre una recaída.
El año 2017 no empezará con los mejores
augurios desde el punto de vista de la previsión económica, puesto que se
pronostica tan solo un avance del PIB del 1,4%. Para el sector construcción se
prevé un crecimiento del 2,1%, teniendo en cuenta que una parte del mercado
podría estar aprovechando la ventana de oportunidad que genera la combinación
de crédito asequible y una mejor predisposición a invertir en edificación como
opción refugio. Pero estas condiciones pueden ser efímeras y difícilmente se
podrán mantener más a largo plazo. El factor que serviría para acabar de
asentar al sector es la demanda pública, la cual se confía que mejore, pero aun
parcialmente y dependiendo de los países.
Con estas bases tan dudosas, el avance
que se espera para 2018-2019 oscila entre el 2,1% y el 2,2%. En todo caso, si
la previsión se termina cumpliendo el sector construcción europeo llegará a
2019 tras haber encadenado seis años consecutivos de crecimiento, lo que
situaría al nivel de producción tan solo un 3% por debajo de los promedios del
periodo 1995-2015.
La edificación residencial no tan solo no
se ha visto afectada negativamente por el aumento de la incertidumbre, sino que
incluso ha reafirmado su condición de segmento con mejores expectativas a corto
plazo: 7,2% estimado para 2016 y 4,8% para 2017. Si nos fijamos solo en los
mercados de mayor tamaño, tanto España como Italia continuarán produciendo
vivienda a niveles alejados de sus medias, pero sin embargo Francia, Alemania e
incluso el Reino Unido están regresando a sus zonas de confort. Entre los
países más pequeños también encontramos casos en los que la producción se
anima, a menudo porque la demanda ha despertado y ha encontrado el mercado
desabastecido como resultado de la baja actividad promotora de los últimos
años. El oportuno abaratamiento del crédito está siendo sin duda un factor
estimulante, pero se teme que tenga un alcance limitado. El horizonte 2018-2019
se vuelve más prudente y la proyección es sólo del 2,8%.
La edificación no residencial se
encuentra aún en una fase extremadamente incipiente de su proceso de
recuperación, puesto que 2016 será su primer año de crecimiento (1,5%) tras un
largo paréntesis de siete años de recesión. Por tanto, la rebaja de
expectativas económicas llega en un momento muy inoportuno, enfriando la ya de
por sí débil demanda de superficie industrial y terciaria. Descartamos que la
situación vaya a experimentar una mejora demasiado intensa: prevemos 1,5% para
2017 y 2,1% tanto para 2018 como para 2019. La construcción de oficinas crecerá
algo por encima de esos promedios, puesto que viene de unos años de gran
contracción. Sin embargo, preocupa cómo la construcción industrial y logística
no aspira llegar ni al promedio, lo que es un síntoma de bajas expectativas
para la demanda (doméstica, europea, global). El Reino Unido sí que se ve
afectado en el capítulo no residencial, y se desvanecen las expectativas de
crecimiento que se pronosticaron antes del referéndum. La construcción no
residencial en Alemania confirma su tendencia a la desaceleración, en un
contexto de no demasiada demanda y mucha cautela en las inversiones. El mal
momento en Alemania y Reino Unido no puede ser compensado en su totalidad por
la mejora en mercados como Holanda, Bélgica y Dinamarca.
La ingeniería civil es el segmento de
mercado en el que la previsión ha empeorado más, hasta volverse negativa en
2016 (-1%). Al identificar a los países más afectados se hace evidente que las
causas son bastante diferentes. En el grupo de Polonia, Chequia, Eslovaquia y
Hungría ya se contaba con que el relevo entre programas de fondos estructurales
de la UE constituía un riesgo, pero no hasta el punto de frenar de forma tan
contundente el ritmo de obras durante 2016. Luego tenemos a Portugal y España,
dos países con problemas conocidos de desequilibrio fiscal, pero que han
empeorado en los últimos meses. Por último, el Reino Unido vuelve a padecer un
vuelco de expectativas y su ingeniería civil ha pasado de estar exenta de
amenazas a entrar en un paréntesis de baja actividad que podría durar tres
años, aunque dependerá de si se pone en marcha o no un programa específico de
estímulo de las infraestructuras como medida antirecesiva. En todo caso, tan
pronto como se restablezcan los flujos de fondos estructurales hacia los países
del Este, la ingeniería civil europea volvería a estar de nuevo en condiciones
de crecer ya en 2017 (1,8%), lo cual convertiría la recaída de 2016 en un
episodio puntual. Se espera que la mejora no se interrumpa en 2018 (2,9%) y
2019 (3,2%).
El equilibrio fiscal limita la
recuperación de la construcción en España
En el sector construcción aumenta la
brecha entre el estado de la promoción pública y la privada. La situación de
interinidad gubernamental se ha cebado sobre la ingeniería civil, mientras que
la edificación residencial ha conseguido mantener su ritmo de recuperación. La
edificación no residencial está en un punto medio: mejora moderadamente, pero
planea la sospecha de que se podría haber comportado mejor en un escenario
político menos incierto. Todo ello se traduce en una estimación global de 2,1%
para 2016, algo inferior a la publicada en el anterior informe Euroconstruct.
En la previsión para 2017 el contraste
entre promoción pública y privada permanece. Tener finalmente un gobierno
operativo no desatascará por si solo a la inversión, porque el auténtico
problema de fondo es el presupuestario. Para contener el déficit se volverá a
sacrificar más construcción de infraestructuras, con lo cual en 2017 sólo se
puede esperar crecimiento de la edificación, limitando la previsión al 3,2%.
Puede parecer una cifra razonable, pero está por debajo del potencial teórico
del país, que considerando lo deprimida que está la producción de construcción
no debería tener dificultades para crecer a más velocidad. Para el horizonte
2018-2019 se espera un progresivo reequilibrio: la edificación se desacelerará,
pero la ingeniería civil cuando menos contendrá su caída, lo suficiente para
que el crecimiento pase del 3,4% en 2018 al 3,6% en 2019.
El segmento de la edificación residencial
se recupera, pero todavía se encuentra lejos de su zona de confort, con actores
diferentes a los habituales y con niveles de producción muy reducidos. A lo
largo de 2015 ya se produjo un repunte de producción (3,8%) pero sobre todo
empezó una mejora sostenida en los flujos de nuevos proyectos que permiten
prever crecimiento tanto para 2016 (14%) como 2017 (10%). No hay unanimidad
sobre en qué punto tocará techo la recuperación, porque la demanda podría estar
distorsionada por una presencia importante de compradores-inversores en
detrimento del tradicional comprador finalista. En estas condiciones el mercado
queda más expuesto a cambios repentinos que redirijan el interés de los
inversores hacia otras alternativas, con lo que la previsión se vuelve más
conservadora: 6% en 2018, 5% en 2019.
La edificación no residencial se recupera
con más dificultades que la vivienda. En 2015 aún se estaban registrando
descensos (-2,6%) y ha sido preciso esperar hasta 2016 para presenciar un
cambio de signo (1,5%). Continúa la intensa actividad en el mercado
inmobiliario no residencial, pero la demanda está propulsada básicamente por
fondos de inversión que parecen limitarse a operar con el stock disponible, y
pese a que ya hay signos de escasez en los estratos con más potencial, aún no
se percibe un repunte claro de los desarrollos de nueva planta. Esto se puede
explicar solo parcialmente por la incertidumbre política, puesto que
probablemente a los promotores les estén disuadiendo más las dificultades para
encontrar financiación, o las dudas sobre cuánta demanda finalista aflorará en
el futuro inmediato si la economía se desacelera. En esta atmosfera ambigua,
las previsiones son positivas, pero pasando del 4% de 2017 al 3% de 2019.
La vuelta al crecimiento de la ingeniería
civil durante 2014 y 2015 fue un episodio efímero al calor de las elecciones.
En 2016 ya se puede hablar abiertamente de recaída. El largo paréntesis de
gobierno en funciones ha sido muy condicionante, pero el factor crítico para la
inversión española en infraestructuras son los nuevos límites de déficit
pactados con Bruselas. El ejecutivo en funciones ya ha tomado severas medidas
de contención, reduciendo la cartera de nuevos proyectos y bajando el ritmo de
las obras en ejecución. El impacto sobre la actividad constructiva es muy
contundente ya en 2016 (-11%) y probablemente se extienda a 2017 (-6%). En un
entorno de economía en desaceleración y con la amenaza de sanciones por
sobrepasar los umbrales del procedimiento de déficit excesivo, no esperamos
demasiada reacción positiva ni en 2018 (1,2%) ni en 2019 (3,5%).
Próxima cita de seguimiento del sector
La siguiente reunión del foro
Euroconstruct se celebrará los próximos días 8 y 9 de junio en Amsterdam, a
instancias de EIB, miembro holandés del grupo. Como de costumbre, los expertos
de los 19 países de la red Euroconstruct presentarán sus conclusiones relativas
al seguimiento de la marcha del sector, junto con las perspectivas hasta el año
2019. El programa definitivo se dará a conocer en www.euroconstruct.cat.
www.itec.es